miércoles, 10 de septiembre de 2014

Volviendo al mismo lugar


Hay cosas en la vida que uno simplemente no elige y tampoco considera como parte de las consecuencias de sus propios actos, y eso es la individualidad de los demás. Todos siempre tratamos de respetar y entender el fenómeno maravilloso que se da cuando otra persona piensa o siente exactamente lo mismo que tu respecto a algo o respecto a si mismos. Nunca quise descubrir el fuego ni inventar la rueda, solo quería vivir aquello y tener la oportunidad de sentir que era importante, sentir que en algún lugar de este planeta había alguien que sabia que yo existía y me buscaba incesantemente entre las masas, entre los libros, las frases, los minutos y los segundos... entre la espera, entre el día y la noche incesantemente casi como buscando el infinito... y si, mas allá, mas allá de todo lo que el camino pudiera dejar, mas allá de todo lo que la piel pueda aguantar, mas allá del corazón y el alma que quiere encontrar un lugar donde finalmente descansar... una y otra vez, vuelvo, vuelvo al mismo lugar, vuelvo a empezar y a gritar y  decir que nunca me volverá a pasar... pero ahí estoy, he me aquí parado sollozando bajo la humedad, con un sueño eterno y echándole la culpa a alguna enfermedad... he me aquí parado mirando como fluye el agua contra el viento, como choca con la luz y se cruza con el humo de lo incierto... para el corazón son tiempos violentos... jamas nunca el tiempo fue un peor consejero, jamas nunca no actuar fue solo un reflejo, jamas nunca el olvido fue tan certero... esa es nuestra verdadera muerte, la de cada uno de nosotros, la de todos.